Plaza Principal, c. 1828. Una de las imágenes más conocidas de la ciudad de Aguascalientes en el siglo XIX. Litografía de Carl Nebel.

En busca de la comprensión de la ciudad

La complejidad del fenómeno urbano es hoy un asunto de dimensiones infinitas. Los estudiosos comenzaron a interesarse seriamente en la ciudad hace apenas poco más de un siglo, cuando el crecimiento desmedido, la industrialización y toda una serie de fenómenos que esto trajo aparejado generaron conciencia de la historicidad de las urbes, de las similitudes y diferencias entre ellas, de sus cambios, y generaron la necesidad de estudiarlas, comprenderlas y tener diagnósticos y herramientas para su diseño. A pesar de que la figura de la ciudad está posicionada como uno de los emblemas de las grandes transformaciones del siglo XX, por muchas décadas su estudio fue campo casi exclusivo de urbanistas, arquitectos, geógrafos y sociólogos; los historiadores no consideraban que la ciudad mereciera un rango especial en sus trabajos, mientras los urbanistas o arquitectos ignoraban la historicidad de las urbes. Tan tarde como los años setentas, un geógrafo proponía como gran novedad “introducir la perspectiva histórica” en la caracterización de las ciudades. La relación entre la historia y el resto de las disciplinas que se interesan por los fenómenos urbanos se ha ampliado considerablemente, ha rendido frutos y actualmente está fuera de duda su pertinencia.Durante los últimos años, una de las preocupaciones académicas centrales del autor de este blog ha sido la de comprender la ciudad. En la búsqueda de respuestas a esta difícil pregunta propone caminos elementales, reducidos y acaso provincianos para ir reuniendo al menos reflexiones orientadoras, que parten de la investigación desde su formación de historiador a una ciudad media mexicana, Aguascalientes, y procuran extenderse, siguiendo líneas diversas y complementarias.La propuesta principal de esta página es difundir trabajos elaborados por el autor y que tienen como denominador común las preguntas de fondo que los guían: cómo es una ciudad, cómo crece, por qué, cómo funciona, cómo está integrada. Las disciplinas científicas, como la historia, no pueden generar resultados inmediatos; como en la investigación médica, que requiere largos años y un ejército de científicos para patentar una nueva fórmula, en la investigación de las ciencias sociales se requieren esfuerzos conjuntos y prolongados para obtener revisiones e interpretaciones imperfectas del mundo que nos rodea. El trabajo personal ha comenzado concentrándose casi de forma exclusiva en el análisis de la ciudad de Aguascalientes en los años del tránsito del siglo XIX al XX, aunque pretende apoyarse en miradores que nos permitan ver más allá de este campo espacial y temporal.

lunes, 12 de noviembre de 2007

El crecimiento de la ciudad de Aguascalientes. Dos etapas claves: 1880-1910, 1962-1992


Advertencia: El texto constituye la primera aproximación del autor al estudio de la ciudad. Elaborado originalmente como trabajo para acreditar el curso de Geografía Histórica II en el cuarto semestre de la licenciatura en historia, fue presentado en el Encuentro de Estudiantes de Historia, celebrado en Guadalajara en noviembre del año 2000 y publicado en el número 4 de la revista estudiantil Conciencia. El paso del tiempo me ha hecho reparar en las múltiples y graves deficiencias de este pequeño ensayo, pero también en la certeza de que marcó el rumbo de mis inquietudes de investigación. Pienso además, que puede resultar de interés para quien se interese en tener una visión panorámica del desarrollo urbano de una ciudad del centro de México como Aguascalientes.
Para citar este artículo: Gerardo Martínez Delgado, “El crecimiento de la ciudad de Aguascalientes. Dos etapas claves: 1880-1910, 1962-1992”, en: Conciencia, Revista de expresión de estudiantes de historia y Ciencias Sociales, Año 1, Número 4, Febrero 2001, pp. 40-56, tomado de: http://historiaurbanagmd.blogspot.com/

Introducción2

Las ciudades, como centros donde se desarrolla gran parte de la vida humana contemporánea, representan una gran veta de estudio para los investigadores sociales, aunque desafortunadamente estos análisis han sido muy descuidados.
El caso de la ciudad de Aguascalientes ofrece elementos que hacen particularmente interesante su estudio, sobretodo para el periodo de 1962 a 1992.
En el presente trabajo pretendo abordar muy brevemente el análisis de dos periodos que considero claves en la modernización y el desarrollo urbano de esta ciudad: primeramente, la época del porfiriato, cuando la estabilidad política del régimen y la puesta en marcha de las ideas liberales en el sector económico, además de otros elementos que se conjugaron, permitieron que la pequeña y apacible ciudad, se convirtiera de un momento a otro en un punto central, a donde detrás del ferrocarril llegaron cientos de extranjeros y se instalaron modernas fábricas que cambiaron el ritmo de vida y la fisonomía de la todavía incipiente urbe.
El segundo periodo que sobresale en el proceso de crecimiento de la ciudad, y que aquí trataré, es el que va del año de 1962 a 1998, cuando la política mexicana, la situación económica, la posición geográfica que guarda el estado en general, y algunos otros elementos, permitieron que Aguascalientes experimentara un boom económico impresionante, que desde luego se reflejó en un cambio total en el tamaño y fisonomía de la ciudad, y en el ambiente y costumbres de su población.
La descripción y análisis sobretodo de este periodo reciente, me permitirá presentar al final algunas breves reflexiones sobre las consecuencias nefastas que ha provocado este crecimiento desmedido, y que es una llamada de atención para las autoridades y los habitantes de nuestras ciudades, a fin de que se analice con detenimiento los errores que se han cometido y poder hacer una planeación más adecuada para el futuro.

1. Antecedentes: Aguascalientes 1575-1855, tres siglos de un lento caminar

El territorio que hoy ocupa la ciudad de Aguascalientes seguramente fue durante decenas de años lugar de paso de grupos chichimecas nómadas y semi-nómadas, aunque su poblamiento y su organización como un asentamiento humano formal data de 1575, cuando se constituyó la Villa de la Ascensión, que a fin de cuentas fue la semilla o la primera piedra de la ciudad actual. Su fundación se explica por el descubrimiento de las ricas minas de Zacatecas, que provocó que toda esta región se viera invadida por conquistadores, aventureros y trabajadores, y más específicamente, surgió ante la necesidad de formar poblamientos de avanzada ante los chichimecas, y como un lugar de defensa para los viajeros ante sus ataques.
El lugar fue escogido especialmente porque brotaban allí abundantes manantiales de aguas termales, y a pesar de que esto debía ser un atractivo, durante muchos años la villa tuvo un muy lento desarrollo, e incluso estuvo a punto de desaparecer, pues los todavía constantes ataques chichimecas anulaban todo atractivo que pudiera tener su poblamiento.
Los primeros años fueron sin duda muy difíciles, pero a partir de las primeras décadas del siglo XVII, su privilegiada ubicación geográfica que la hacía paso obligado de múltiples viajeros, y la cantidad y calidad de su producción ganadera y agrícola, que se colocaba muy bien en la región minera de Zacatecas, permitió un cierto auge económico.
En 1609 visitó la Villa el oidor Gaspar de la Fuente, quien seguramente encontró sin ningún orden la población, por lo que mandó que se cumplieran las Ordenanzas de Asentamientos, indicando lugar para la Plaza, la Iglesia, y las casas; este mandato representa el primer intento por regular la fisonomía y el orden de la Villa.3
En 1648 la población era aún muy reducida y no pasaban de 760 sus habitantes; siglo y medio después, a finales del siglo XVIII, su población sumaba ya arriba de 8,000 personas y la consolidación de una élite es palpable, por ejemplo, en las 8 monumentales construcciones religiosas que se levantaron tan solo entre 1763 y 1792: el Templo de San Marcos, el de la 3era. Orden de los franciscanos, el de San Juan de Dios, la Merced, San Juan Nepomuceno, el Señor del Encino, Guadalupe, y el Camarín de la Purísima Concepción en el templo de San Diego. Destacan estas tres últimas obras, porque está plenamente documentado el patrocinio que para su construcción hicieron devotos miembros de la élite local.
La pequeña villa alcanzó el título de ciudad ya en la época independiente, el 22 de septiembre de 1824, 249 años después de su fundación, lo que viene a confirmar el incuestionable progreso que había alcanzado.4
En 1828 se inició la construcción de un Parián, en donde a partir de entonces se celebró una feria anual que aumentó las transacciones y facilitó el movimiento de mercancías. En una ciudad tan pequeña, sin duda que el edificio del Parián significó un importante cambió en la fisonomía y promovió el aumento de la actividad comercial.5
En l855 el alemán Isidoro Epstein dibujó el primer mapa de Aguascalientes6; en él quedó plasmada la imagen de una pequeña ciudad, un poco irregular, en la que la plaza principal y la zona central estaban rodeadas de huertas. Podemos apreciar en este mapa que el norte era el rumbo menos desarrollado, pues unas cuantas cuadras arriba de la plaza terminaba la calle de Tacuba (hoy 5 de Mayo) y sólo quedaba el camino hacia Zacatecas; al poniente sólo había huertas más allá de San Marcos; hacía el oriente la ciudad terminaba en la Calle del Olivo (hoy Zaragoza), en seguida sólo quedaban los baños de Los Arquitos -construidos en 1821- e innumerables huertas. El sur era la parte más desarrollada y más irregular; prácticamente estaba delimitada por el arroyo de los Adoberos y por el arroyo del Cedazo; allí estaba el barrio del Encino y el de la Salud que eran prácticamente puras huertas, el de los Adoberos, que eran los arrabales de la ciudad, y finalmente, hacía el noroeste estaba el barrio de Guadalupe, todavía poco desarrollado. En el Aguascalientes de 1855 dibujado por Epstein, destacan sobretodo los edificios religiosos, y entre los edificios de carácter civil figuraban solamente La Casa Municipal, el Instituto Literario, el Parián, y las Plazas de toros y de gallos.

2. Primer etapa clave: El Porfiriato

Si durante toda la época colonial el progreso de la ciudad fue muy lento, durante buena parte del siglo XIX las turbulencias en las que se vio envuelto todo el país no permitieron que sus avances fueran mayores. Fue hasta los primeros años del Porfiriato cuando se conjugaron los elementos para el desarrollo del país, del que Aguascalientes fue beneficiario directo.
Se combatieron los bandidos salteadores de caminos, se sanearon las finanzas federales, y se dio un fuerte impulso a la construcción de vías férreas. Gracias a estos factores se logró la atracción de inversiones extranjeras, se reactivaron los sectores productivos, y con esto, se produjo el crecimiento de algunas ciudades y la proliferación de otras nuevas.
En este periodo muchas ciudades se expandieron y vivieron la llegada de la modernidad, algunas debieron su éxito a la explotación minera, otras al establecimiento de industrias – como Aguascalientes - y otras más a la producción agrícola y ganadera.

2.1 Los detonadores del “progreso”: las industrias y el ferrocarril

En Aguascalientes habían empezado a surgir algunos talleres y fábricas pequeñas desde antes de 1855; en 1868 un par de franceses instalaron una fábrica de hilados y tejidos de mediana importancia, que se instaló a las afueras de la ciudad y se conoció como la Fábrica de San Ignacio.7
Según un censo fiscal, había en la ciudad en 1883, 37 establecimientos industriales, todos pequeños y con pocos trabajadores: 4 fábricas de tabaco, 7 panaderías, 4 jabonerías, 3 velerías, 4 alfarerías, 2 carrocerías, 3 molinos de harina, una fábrica de pastas, otra de chocolate, una tenería y una cervecería.8
El impulso efectivo lo vino a dar el ferrocarril, invención a la que los liberales le asignaban la gran tarea de llevar la modernidad a todos los rincones del país. En la realidad no se alcanzaron los beneficios deseados, pues éstos sólo llegaron a algunas partes, Aguascalientes fue una de ellas, en buena medida por su situación geográfica, quizá también por el esfuerzo y las gestiones del gobernador y algunos miembros de la élite local, o quizá hasta por mera casualidad
En 1880 se dio la concesión a la Compañía Limitada del Ferrocarril Central Mexicano, y tan sólo 3 años después se inauguró el tramo Lagos – Aguascalientes - Zacatecas. Poco después, en 1889, se puso en funcionamiento la vía Aguascalientes - San Luis- Tampico, con lo que la ciudad se convirtió en un punto clave del sistema ferroviario.9
El lento crecimiento que la ciudad había venido experimentando hacía más de 3 siglos, y la calma que reinaba en las casas y las calles se rompió en un momento. A partir de entonces Aguascalientes se convirtió en un punto muy atractivo de la geografía nacional para aventureros e inversionistas extranjeros; su actividad económica y comercial se vio claramente aumentada; se convirtió en lugar atractivo para gente de lugares cercanos, especialmente campesinos; la población se multiplicó, se hicieron necesarias nuevas casas y nuevas calles; la otrora pequeña ciudad comenzó a crecer y a devorar a las centenarias huertas, y, acorde con el espíritu porfiriano, se construyeron obras de ornato y monumentos civiles y eclesiásticos.

La Fundición Central Mexicana y los Talleres del Ferrocarril Central

En 1895 inició sus operaciones la Gran Fundición Central Mexicana. Esta enorme empresa se instaló aquí por la cercanía que guardaba con las minas de cobre y plomo de Asientos y Tepezalá, por la ubicación geográfica general de la ciudad, por el trazo de las vías del ferrocarril, y por las muy generosas concesiones y tratos que se les otorgaron.10
El terreno, a poco más de 5 kilómetros del centro de la ciudad, fue comprado a muy bajo precio, la fábrica aprovechaba las aguas del río San Pedro, y los Guggenheim se dieron el lujo de construir un tramo de vía propio que de oriente a poniente comunicaba la vía del Ferrocarril Central con la propia Fundición. La Fundición se constituyó como una empresa verdaderamente gigantesca: Según Arturo Pani ocupaba a 3,000 trabajadores, (él trabajó allí, pero seguramente la cifra esta muy inflada)11. En 1907 era la segunda planta productora de cobre en todo el país, tan sólo detrás de la Consolidated Coopper Company de Cananea; en 1913 tenía 8 hornos para cobre, con capacidad conjunta de dos mil toneladas diarias de mineral, y 2 para plomo, en los que podían fundirse hasta 270 toneladas diarias de mineral. Fue valuada por esos años en 3 millones de dólares, cifra aproximada a lo que valían en ese tiempo todas las haciendas del estado.
Ella sola, como lo ha dicho Jesús Gómez, «trastocó la proverbial tranquilidad de la antigua villa», pero por si esto fuera poco, en 1897 se inició la construcción de los Talleres Generales de Construcción y Reparación de Máquinas y Material Rodante del Ferrocarril Central, en los que el gobierno local vio una de las más grandes oportunidades de acelerar el progreso de la incipiente ciudad, y por tanto no dudó en dar toda clase de facilidades, incluso excesivas, a estos empresarios. En diciembre de 1903 estuvieron totalmente terminadas las enormes instalaciones que ya estaban dando empleo a poco más de mil trabajadores.12
Seguramente que entre la Fundición y los Talleres Centrales daban empleo a casi 3,000 personas, además de que provocaron que la ciudad perdiera su tradicional tranquilidad, que los aventureros e inversionistas extranjeros llegaran uno tras otro, que el movimiento comercial se multiplicara, y que la población creciera, generando por tanto la necesidad de que la ciudad cambiara todo su aspecto y tuviera que ampliar su tamaño.
Fábricas, empresas, y pequeños negocios se multiplicaron. Algunos inversionistas extranjeros crearon en 1902 la Compañía de Luz y Fuerza Eléctrica de Aguascalientes con el objeto de proveer de alumbrado a la ciudad. En 1908 se fundó la Aguascalientes Lumber and Mercantile Co., la primera empresa que se dedicó en la región al almacenaje, transportación y consignación de grandes volúmenes de mercancías. También en estos años se abrió la ferretería La Estrella, la más grande de la ciudad, y se creó una Fundidora y taller de fierro y bronce.13 Muchos más norteamericanos, alemanes, franceses e ingleses, entre otros, llegaron a la ciudad por estos años, atraídos por «el progreso».
Destacado por su versatilidad, por su espíritu emprendedor y su facilidad para rozarse con la élite política y económica de la ciudad, el escocés John Douglas se instaló en Aguascalientes a fines del siglo XIX, y pronto logró ascender y hacer buenos negocios. Fundó la Fábrica de Harinas y Almidón “La Perla”. En marzo de ese mismo año se asoció con otras personas en la fundación de la Compañía Eléctrica de Aguascalientes, y al mismo tiempo obtuvo una concesión para construir una vía férrea urbana alimentada con energía eléctrica. El ferrocarril eléctrico estuvo listo en 1904, y Aguascalientes fue la primera ciudad de la provincia mexicana en contar con este servicio.14

2.2 La nueva fisonomía de la ciudad, reflejo del progreso

En este momento entonces, a principios del siglo XX, la fábrica de San Ignacio, La Perla, la Fundición, los Talleres, y las otras muchas empresas que se instalaron, dieron a la ciudad un aire de cierta modernidad, y el movimiento y trajín hicieron perder un poco su tranquilidad. Arturo Pani retrató en los siguientes fragmentos este contraste entre la tradición y la modernidad:

(La) Ciudad (era) tranquila, con el encanto de sus huertas que un clima benigno y agua en abundancia hacían hermosas y productivas... Los templos, como en la mayor parte de nuestras ciudades, son allí los edificios más importantes. Las casas son bajas y de exterior modesto. Las limpias calles, anchas y rectas, cuidadosamente empedradas, tienen todas una zanja en el centro para constituir el único sistema de drenaje que existe... Hay vendedores ambulantes de fruta, de dulces, de charamuscas, de gorditas de cuajada... Es muy abundante y variado el comercio callejero... todas las noches, grupos de amigos, en espera de la hora de la cena, y de ir a la cama, se reúnen en las bancas de la Plaza de Armas y allí se cuentan la diaria chismografía.15

Y viene enseguida el contraste de la modernidad:

Era la Fundición una institución muy importante... Sus edificios e instalaciones de primer orden, cubrían una gran superficie y ocupaba en cada turno, trabajando de día y de noche, más de tres mil operarios. La mayor parte de sus empleados superiores eran norteamericanos... Por las noches imponía el espectáculo de las convertidoras arrojando gruesos chorros de metal fundido que iluminaba todo de manera fantástica. En su dura tarea, los obreros empujando chorreaban sudor, a pesar del intenso frío... No era raro que alguno perdiera allí la vida por algún accidente; alimentando un horno, por ejemplo, resbalaba sobre el piso de planchas de acero cayendo dentro. Otro ocupaba luego su lugar.
... la entrada (era) a las seis de la mañana, (y yo dejaba) la cama todavía sin luz para tomar el tranvía eléctrico...16


Junto con las fábricas, el ruido y el movimiento, durante el Porfiriato proliferaron por todas las ciudades, y Aguascalientes no podía ser la excepción, grandes edificios de arquitectura civil y edificios religiosos.
A muy grandes rasgos: en 1885 se inauguró el Teatro Morelos, en cuya primera función se reunió «lo más selecto de la sociedad local», a quien seguramente no le importaba mucho lo que iba a ver, pero como ha señalado Gómez Serrano «la reunión, en un sentido simbólico, confirmó el ingreso de Aguascalientes a la era del progreso»17; en 1896 se inauguró la Plaza de Toros San Marcos; en 1899 se hicieron importantes y discutidas mejoras a la Plaza Principal; y en 1908 se bendijo el Templo de San Antonio, obra muy relevante de la arquitectura moderna, que vino a confirmar la llegada del progreso.
Los talleres del ferrocarril y la fábrica La Perla dirigieron hacía el oriente el desarrollo de la ciudad: se trazó la Calzada Arellano (1899) que comunicó el balneario de los Arquitos con el de Ojocaliente; se abrió también la calle Vázquez del Mercado, que comunicó el Templo de San Antonio con la fábrica La Perla; y se construyó el hotel Escobedo (1908).
Algunos años después Refugio Reyes adornó la ciudad con varias obras muy notables: el Hotel París (1912-14), El Hotel Regis (1900-17), el edificio que hoy ocupa el Museo Regional de Historia (1914), la Escuela Normal (1915-16), el Hotel Francia (1915) y El Banco de Zacatecas.18
Además de la nueva fisonomía que imprimieron todos estos edificios, la ciudad experimentó un cambio importante en su extensión. Cuando llegaron las grandes fábricas se instalaron a unos cuantos kilómetros del centro de la ciudad, quedando todavía muy lejos de los límites urbanos. La fábrica de San Ignacio, por ejemplo, estaba quizá a 5 kilómetros del centro; similar distancia guardaba la Fundición Central; los Talleres de Reparación y la fábrica La Perla fueron los que se instalaron a menor distancia, por el lado oriente, y justo hacia ese rumbo empezaría a promoverse el crecimiento urbano que se requería ante el notable aumento demográfico.
En 1900, los ex gobernadores Ignacio T. Chávez y Alejandro Vázquez del Mercado se unieron para fundar la Compañía Constructora de Habitaciones de Aguascalientes (COCOHA), con la idea de urbanizar la zona que había quedado entre el antiguo limite de la ciudad y los Talleres de Reparación que se empezaban a construir.
En 1901 empezaron a trazar las calles y a dividir el terreno para construir lo que sería la primera colonia planificada de Aguascalientes, sobre terrenos de la antigua hacienda de Ojocaliente19, dando igualmente, uno de los primeros pasos en el indetenible proceso de «devoración» de ranchos, haciendas, y áreas naturales.
El versátil John Douglas también entró al negocio de la construcción, y casi desde su llegada a la ciudad empezó a comprar lotes cerca de su fábrica, donde empezó a construir en 1903 la colonia Buenavista. En 1905, junto con otros tres extranjeros, creó la Compañía Colonizadora de Aguascalientes, con el objetivo de trazar la colonia Vázquez del Mercado, que debía ligar sus calles con las trazadas por la COCOHA, haciendo algo así como el plan regulador del crecimiento de la ciudad.20
Si bien es cierto que la llegada de extranjeros, gente del campo y de otras ciudades requería la construcción de nuevas casas, el afán de construir nuevos fraccionamientos se convirtió en una fiebre que llevó a muchos inversionistas a planear su propia colonia por capricho, por querer darle un aspecto moderno a la ciudad, o, la mayoría de las veces con mero afán de lucro aprovechando la coyuntura.
El sur de la ciudad conservó casi intacta su fisonomía, no así el lado oriente, donde además de los talleres del ferrocarril y la fábrica de harina surgieron varias colonias que cambiaron su panorama de manera impresionante: la Buenavista, la Vázquez del Mercado, la de los Héroes y la colonia del Trabajo; hacia el poniente, cerca de la Fundición se agregaron 2 nuevas colonias: del Carmen y México, mientras que hacia el norte se trazó la colonia de Obreros.21
Heliodoro Martínez trazó algunos pincelazos de la ciudad que vio en 1911, y aunque curiosamente no menciona las fábricas, ni los talleres del ferrocarril, ni los nuevos fraccionamientos, su narración nos aporta datos interesantes:

La ciudad tendría de 25 a 30 mil habitantes... Por el lado oriente terminaba lo más poblado en la calle de Cosío, a partir de allí todo eran huertas y adelantito corría la famosa acequia “Texas” que llevaba los sobrantes de agua del Ojocaliente al antiguo estanque de la Cruz... Al lado norte la ciudad terminaba en la calle de Oriente, hoy Álvaro Obregón y todas las casas construidas en su acera sur contaban con enormes huertas.
En el lado poniente de la zona urbana terminaba en la calle de Democracia, hoy Lic. Eduardo J. Correa, donde se levantaba el coso taurino de San Marcos. También a partir de esta calle todo eran huertas y más huertas.
Al norte (sic – es sur -), en el castizo barrio del Encino, quizá la parte de nuestra ciudad que menos ha evolucionado, el crecimiento se frenó por el arroyo del Cedazo.22

Entonces, el crecimiento demográfico, el movimiento comercial, la llegada de grandes fábricas, y el auge económico y social de la época, permitieron que la ciudad se fuera extendiendo rápidamente, requiriendo la apertura de calles y avenidas, el nacimiento de los primeros fraccionamientos “planificados”, y la construcción de edificios notables, todo lo cual imprimió a la otrora tranquila ciudad un nuevo ritmo de vida y una fisonomía más acorde a los tiempos modernos.
A la par de esto, muchos inventos trastocaron la vida de las ciudades: el telégrafo, los teléfonos, la luz eléctrica, el agua entubada, los tranvías urbanos y muchos otros servicios se introdujeron en una sociedad todavía muy rural que veía estos avances con gran asombro.

3. Segunda etapa: Aguascalientes y la globalización. De ciudad provinciana a urbe industrial

La Revolución frenó en seco el progreso que había experimentado la ciudad en el Porfiriato: los ejércitos revolucionarios entorpecían continuamente el funcionamiento del ferrocarril, lo que provocó que por ejemplo la Fundición llegara a suspender sus labores; algunas estadísticas señalan que entre 1915 y 1918 el hambre y sus secuelas causaron la muerte del 20% de la población; si a esto agregamos la enorme inestabilidad política sufrida en este periodo (entre 1915 y 1918 Aguascalientes tuvo 26 gobernadores!)23 es más que evidente que la ciudad enfrentó una etapa sumamente difícil en la cual su crecimiento y su desarrollo fue prácticamente nulo.
Si el Porfiriato fue una época eminentemente urbana, en los años posteriores a la revolución se volvieron los ojos al campo. Así, el progreso de la ciudad prácticamente se paralizó, y el espacio físico no reflejó durante estos años los cambios que experimentaba la sociedad, cambios muy fuertes en sus costumbres, sus formas de apreciar la realidad, su calidad de vida y su situación general, que si bien eran poco notorios, eran muy reales, como diría Víctor González, “jalones modernizadores en una sociedad donde aparentemente no ocurre nada”24.

Sobre el periodo 1940-1970 en Aguascalientes aún no se conoce demasiado. Se sabe sin embargo, que la ciudad continuó con un muy lento desarrollo, aunque hay datos que revelan grandes avances en las condiciones sociales de los ciudadanos: el consumo de energía aumentó en más de 6 veces; el PIB aumentó en forma notable, sobretodo después de 1960; los niveles de alfabetismo pasaron de 46.65% en 1940, a 85.32% en 1970; en 1940 sólo el 8.75% de la población contaba con agua en sus casas, y para 1970 el porcentaje aumentó a 58.88.25
En 1945 el arquitecto Carlos Contreras elaboró un Plano Regulador de la Ciudad, el primer documento urbanístico oficial, el cual se aprobó en 1949, pero muchos de sus proyectos fueron puestos en práctica hasta después de 1962.26

3.1 Condiciones y detonadores del boom

Precisamente el año de 1962 fue clave en el proceso de crecimiento y transformación de la fisonomía de la ciudad de Aguascalientes. Enrique Olivares Santana arribó a la gubernatura del estado, y su administración representó, como lo han señalado Bassols y principalmente Fernando Salmerón, una ruptura con la oligarquía política tradicional. A partir de él los hombres que gobernaron el estado estaban estrechamente relacionados con los altos funcionarios del gobierno federal, y esto permitió que el apoyo y los recursos al estado fueran especialmente importantes.
Olivares – dice Salmerón - supo crear “un nuevo pacto social que enlazó, a nivel regional, a la Iglesia católica, el gobierno, los campesinos, los empresarios y el movimiento obrero en un programa amplio de industrialización y desarrollo rural... Con una tranquilidad social producto de este «pacto», con su liderazgo, con su visión, y con la buena explotación de sus relaciones jerárquicas, Olivares logró que el estado obtuviera un aumento notable de recursos federales, creó un verdadero proyecto económico centrado en el impulso a la modernización agrícola y el apoyo a la industria tradicional, e hizo posible la consolidación de una élite política”.27
Tanto Olivares como sus sucesores fueron gobernadores de todo el estado, obviamente, pero el municipio de la capital o más específicamente la ciudad, fue la que acaparó los beneficios, los apoyos extraordinarios, la construcción de infraestructura y la instalación de industrias. En 1990, para muestra, la centralización alcanzó tales niveles, que el 70% de la población y el 90% de las industrias del estado se concentraban en la capital (y nos quejamos del centralismo que ejerce la ciudad de México sobre el resto del país).
Durante el gobierno de Olivares Santana – del que mucho se habla y poco se ha investigado seriamente – se sentaron las bases para el futuro “éxito” económico del estado, y se empezó a construir la infraestructura urbana de una ciudad moderna que años después recibió cientos de industrias.
Durante su gestión se construyeron las Avenidas López Mateos, la Héroe de Nacozari y el Primer Anillo de Circunvalación; se reconstruyó José María Chávez; se construyeron cuatro puentes sobre el arroyo el Cedazo, y se pavimentó la calle Juan de Montoro.28
Es sumamente importante resaltar estas acciones, porque por ejemplo, en el caso de la Avenida López Mateos (Eje Oriente - Poniente) su construcción significó entubar el Arrollo de los Adoberos que había alimentado a las huertas y que seguramente fue por largos años un símbolo de la ciudad. De la misma manera, con las demás obras, como dice Salmerón «la ciudad saltó por primera vez las barreras naturales del casco urbano: los arroyos del Cedazo y de Los Arellano», además de que se extendió más allá de la barrera que había significado los Talleres del Ferrocarril durante las ultimas décadas.29
También es importante referir que la construcción del primer anillo de circunvalación pretendía regular el crecimiento de la ciudad, aunque al parecer muchos asentamientos, algunos irregulares, «saltaron» pronto la línea del anillo.
El Doctor Francisco Guel Jiménez (1968-1974) y el Profesor Refugio Esparza Reyes (1974-1980) sucedieron a Olivares en el gobierno del estado. Ambos tenían una carrera política destacada y sus relaciones con los altos mandos del gobierno federal permitieron que se conservaran algunos apoyos extraordinarios para esta entidad. Si bien en estos dos periodos se dio preferente impulso al sector agrario, también se apoyo de manera muy importante a industriales y comerciantes locales, y se construyó la primera Ciudad Industrial en la ciudad.
Pero fue hasta 1980 cuando Rodolfo Landeros Gallegos tomó las riendas del estado y le dio un enorme impulso a su transformación. Landeros había trabajado en la Secretaria de Hacienda, había sido senador, formó parte del equipo de campaña de José López Portillo, y se integró a su gobierno como Director de Prensa y Relaciones Públicas de la Presidencia de la República. Su amistad, o su estrecha relación con el propio presidente, con Antonio Ortiz Mena, con el Secretario de Patrimonio y Fomento Industrial, con directivos de empresas extranjeras, y con otras personalidades claves del mundo político y económico, facilitaron las gestiones para atraer inversión a Aguascalientes y convertirlo en un gran centro industrial y de vanguardia.30
Se dieron entonces las condiciones políticas para que Aguascalientes se convirtiera en un polo clave de desarrollo económico. La condición geográfica estaba dada, y como en el porfiriato había influido para que aquí se instalaran los Talleres Centrales de Reparación del ferrocarril, la Fundición de los Guggenheim, y otras empresas exitosas, igualmente esta posición permitió la atracción de inversión y la inclusión del estado como zona prioritaria para la industrialización.
Dice Bassols, que al salir el gobernador Esparza estaban sentadas todas las bases para el nuevo perfil económico: «un aparato burocrático abocado a esta tarea: la Dirección de Fomento Industrial; un grupo empresarial con estrechas ligas políticas en el estado; una burocracia sindical corporativizada que desalentaba cualquier indicio de huelga; una mano de obra barata; una política de financiamiento de la capital estatal, acompañada de un proceso de planeamiento urbano definido a partir del Plan Director de 1980; finalmente, la etapa crítica por la que atravesaba el campo hidrocálido al término de los setenta, la cual desalentaba una política de desarrollo regional fincada en el potencial agrícola de la entidad».31
Aunado a todo esto, la coyuntura económica que vivió el país desde finales de los sesenta, cuando tronó el modelo ISI, y el bache profundo en el que cayó la producción agrícola y ganadera vinieron a coronar la situación para que la ciudad de Aguascalientes se industrializara.
A su llegada a la gubernatura, Rodolfo Landeros planteó así la situación:

Con una economía basada en un potencial agropecuario que ha llegado prácticamente al límite de su aprovechamiento; un comercio pujante, pero también en vías de saturación; una industria en despegue y un sector incipiente, concluimos que la coyuntura histórica, es la de convertirnos en un Estado Industrial 32

Así sentenció Landeros el futuro del estado, y de la ciudad particularmente, y se inició el gran boom económico del que había sentado las bases Olivares Santana.
En el Plan Nacional de Desarrollo Urbano de 1984 se planteó la necesidad de dirigir el impulso hacia las ciudades medias, porque en ellas se veían las mejores posibilidades para el desarrollo económico y social. Aguascalientes fue incluida como ciudad prioritaria, y con este mismo carácter se le anotó en el Plan Nacional de Desarrollo Industrial.
Landeros tenía además muchos contactos y la élite local se conocía tan bien entre sí, que la promoción y el desarrollo económicos tuvieron un gran éxito.
La primera gran industria que aceptó instalarse en Aguascalientes fue Texas Instruments, empresa de enorme prestigio internacional que el gobernador Esparza Reyes concretó para Aguascalientes en los últimos días de su mandato.
Texas Instruments inició finalmente sus operaciones en 1984, por lo que se considera que la primera gran industria trasnacional en la ciudad fue realmente la planta de Nissan Mexicana, atraída ésta por el gobierno de Landeros, quien tomándola luego como slogan logró atraer a muchas más industrias importantes.
En este mismo sentido, se emprendió una fuerte campaña de difusión en medios impresos nacionales y extranjeros, destacando “la abundancia, la disponibilidad, las habilidades manuales y la no-combatividad de los sindicatos” como forma de atraer inversión extranjera.33
Detrás de la Nissan llegaron Xerox, Spimex, y empresas extrarregionales como Moto Diesel Mexicana, las cuales fueron ubicadas en los extremos norte y sur de la ciudad.34 Sin duda que Nissan ha sido un enorme imán que hasta la fecha continua atrayendo la instalación de nuevas empresas que la abastecen de autopartes, en su mayoría japonesas, como: Nabco, Yorozu, Industria de Asiento Superior, Kantus Mexicana, Sanoh, Nicometal Mexicana, ATC Mexicana, Unipress Mexicana, San-S Mexicana, Sistemas de Arneses K&S, Standard Products, Calsonic, entre otras.
Entre 1980 y 1998, 49 empresas de inversión extranjera llegaron a Aguascalientes, y su inversión asciende a casi 3,000 millones de dólares; estas empresas han dado empleo a casi 20,000 personas.
Destacan algunas otras empresas como Ideal Standard, Siemens Sistemas automotrices, Yamakawa, Sealed Power Mexicana, Productos de Maíz, y un largo etcétera.35
Tan sólo entre 1970 y 1990 los empleos en las manufacturas se multiplicaron por 10, se establecieron 500 nuevas plantas industriales – 71% más industrias en 1990 que en 1970 -, y la contribución del sector al PIB se duplicó.36

3.2 La nueva ciudad

La llegada masiva de empresas y la generación de empleos que de ellas se derivó, hicieron que Aguascalientes empezara por fin a figurar en los mapas y en algunas enciclopedias. La población de la ciudad pasó entre 1970 y 1990 de 224,000 habitantes a más de 500,000, por lo cual lógicamente la ciudad sufrió una expansión y un cambio en su fisonomía y en su gente de dimensiones espectaculares.
En mayo de 1980 fue aprobado el Plan Director de Desarrollo Urbano, el tercer documento de planeación para la ciudad de Aguascalientes (el primero fue el que mandó hacer la COCOHA, y el segundo el que hizo Carlos Contreras en 1945). Con él se pretendía conducir ordenadamente el crecimiento urbano, coordinándose con los planes federales y municipales.37
En dicho plan se dividió a la ciudad en cuatro sectores, tomando como ejes la carretera Panamericana de norte a sur, y la avenida López Mateos de oriente a poniente. Así, la zona noroeste se destinó a vivienda de clases media y alta; hacía el sur se destinaron las colonias de clase media baja y populares, siendo la excepción algunos fraccionamientos ya construidos como Jardines de la Asunción, Prados del sur o Las Américas; el oriente, tradicional por sus colonias obreras, fue destinado a la construcción masiva de casas para las clases populares; y el poniente fue respetado como una zona de reserva. Cabe destacar que el objetivo de una planeación de esta naturaleza buscaba evitar los contrastes sociales “que invitan al crimen y a los odios sociales” a decir de algunos funcionarios.38
También se debe subrayar la categoría con la que se catalogó a la zona oriente como de “terrenos improductivos” y por tanto destinada a la construcción de casas de juguete fabricadas en serie, pues, como señala Bassols, nunca se explicó porque se les consideró «improductivas» y «adecuadas para la urbanización», siendo que realmente esa zona era el ejido Ojocaliente.39
Por otro lado, se estableció además el plan de crear un corredor industrial de norte a sur sobre la carretera Panamericana, con el objeto de controlar la instalación de empresas y parques industriales en una zona estratégica.
Como complemento a la atracción de industrias y a los intentos de planeación de una ciudad moderna se construyó un nuevo aeropuerto internacional, y se mejoraron las comunicaciones terrestres.
No sólo la industrialización y el desarrollo económico provocaron el crecimiento de la ciudad. Se dieron algunos casos particulares, como el caso del terremoto que sacudió la ciudad de México, lo que provocó que miles de familias decidieran reubicar su hogar a la capital hidrocálida; tan solo de parte del INEGI arribaron a la ciudad cerca de 2,500 familias.
Visto desde una perspectiva amplia, la ciudad de Aguascalientes necesitó 395 años para saltar el primer anillo de circunvalación (1575-1968), y en poco más de 25 ya había empezado a saltar un tercero.
Sería larguísimo mencionar las decenas o cientos de colonias que se han creado, las calles, avenidas, pasos a desnivel, puentes vehiculares, y demás infraestructura que se ha construido en los últimos años, y que han venido a robarle en buena medida el aspecto provinciano a la ciudad, otorgándole más bien un carácter moderno y cosmopolita.
Si durante el gobierno de Landeros la atracción industrial fue su prioridad, se podría decir que Miguel Ángel Barberena hizo el complemento, pues conjuntó diversos apoyos para resarcir la enorme deficiencia de vivienda que había, y se avocó a ampliar la infraestructura urbana; en su sexenio se construyó la Expoplaza y se renovaron las instalaciones de la feria, se amplió la infraestructura comercial y de servicios, entre muchas otras obras que vinieron a darle un aspecto, ahora sí, moderno.
Llama la atención un detalle simbólico, pues como en 1885 a la inauguración del Teatro Morelos se congregó la crema y nata de la élite local, representando de alguna manera la entrada de Aguascalientes a la era del progreso; en 1991 se vio una escena parecida en la inauguración del Teatro Aguascalientes, marcando simbólicamente la consolidación de Aguascalientes como una ciudad moderna y su inminente acceso a la era de la globalización.

Reflexión final, ¡Bienvenidos a la modernidad!

En los últimos dos sexenios el crecimiento ha tenido un freno relativo, y hoy es importante hacer un estudio más profundo y un balance de la forma en que ha ido creciendo la ciudad, para tener una idea más clara de su desarrollo actual y de la forma en que puede planificarse y afrontarse su futuro crecimiento.
Hoy la ciudad ha alcanzado una extensión excesiva (relativamente) que se ha dado vertiginosamente; alrededor del mundo se sabe que estos procesos de acelerado crecimiento urbano cobran facturas altísimas: la inseguridad, la violencia, la desintegración familiar, la drogadicción, el desempleo, la corrupción, el comercio informal, la contaminación, el tráfico, la especulación, un acelerado ritmo de vida que trastorna a las personas, además de un larguísimo etcétera.
A esto podemos agregar que la planeación es con frecuencia muy deficiente, y que el mundo capitalista que nos envuelve lleva a las grandes urbes consecuencias sumamente graves: el poder adquisitivo de las familias se reduce, se deterioran las condiciones de salud, vivienda, educación y alimentación, se da un movimiento migratorio más intenso, las urbes concentran enormes cantidades de población y hacen más grande el abismo entre los centros que no acceden a la industrialización, además de que acentúan la desigualdad entre los actores sociales, la riqueza se concentra cada vez más en unos cuantos y la pobreza se enseñorea entre la gran mayoría de la población.
Como lo ha advertido Marco Sifuentes, las ciudades modernas, y Aguascalientes es una de ellas, son ahora manejadas únicamente por los intereses de la cada vez más reducida y poderosa élite: “Todo parece indicar que estamos asistiendo a la pérdida de nuestra ciudad: estamos perdiendo el control de su crecimiento en función de los intereses del capital ... Aguascalientes ha dejado de ser la ciudad provinciana para convertirse en la ciudad moderna... la ciudad del capital, la ciudad para el consumo simbólico y material subordinado al valor de cambio y a los intereses de la burguesía comercial, industrial y financiera y a la que se encuentra en el aparato del estado”40. Y es que desde el Plan de Desarrollo Urbano se delimitó bien: los pobres al oriente, allá en sus casitas, en su “Ciudad Satélite” para que no se mezclen con los del norte, con los de Vergeles y los Bosques, y para que ni se les ocurra pararse en Galerías. La ciudad se amolda simple y sencillamente a los intereses y necesidades de la élite, no importa que se tengan que tumbar casas de gran valor histórico o que se acabe con zonas de alta productividad agrícola.

Los alcances de este trabajo son desde luego muy modestos, pero sí da algunos elementos preliminares que nos permiten reflexionar sobre la situación a la que ha llegado la ciudad, o las ciudades en general, y nos permite pensar en atacar los problemas más evidentes, y en trabajar para evitar que la modernidad siga poniendo en riesgo la vida de miles de humanos, pues hoy por ejemplo, ya se ve con extrema preocupación como el agua, esa que le dio el nombre a la villa hace poco más de 425 años, se está agotando y puede provocar gravísimos problemas en un futuro no muy lejano.
Notas:

[1] Versión de la ponencia presentada en el XXIII Encuentro Nacional de Estudiantes de Historia (Universidad de Guadalajara, noviembre de 2000).
2 El autor agradece al Lic. Enrique Rodríguez Varela, los comentarios, sugerencias y material facilitado para este trabajo.
3 Gutiérrez Gutiérrez, José Antonio, Aguascalientes y su región de influencia hasta 1810. Sociedad y Política, SEMS - Amigos de la historia de los Altos de Jalisco, A.C., México, 1998, pág. 183
4 Gómez Serrano Jesús, La creación del estado de Aguascalientes (1786-1857), CONACULTA- Regiones, 1994, pág. 38
5 Idem., pp. 56-60
6 Gómez Serrano, Jesús, Aguascalientes en la historia. 1786-1920, Gobierno del Estado de Aguascalientes / Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México, 1988, tomo III, vol. I: Sociedad y cultura, pp. 136-139
7 Gómez Serrano, Jesús, "El desarrollo industrial de Aguascalientes durante el Porfiriato", en: Siglo XIX. Cuadernos de Historia, año IV, núm. 11, enero-abril 1995, pp. 9-15
8 Gómez Serrano, Jesús, Aguascalientes en la historia. 1786-1920, Gobierno del Estado de Aguascalientes / Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México, 1988, tomo II: Los embates de la modernidad, pág. 136.
9 Gómez Serrano, Jesús, Aguascalientes en la historia..., Op. Cit., pp. 358-360
10 Todo lo relativo a la fundición tomado de: Gómez Serrano, Jesús, “El desarrollo industrial...”, Op. Cit., pp.24-29
11 Pani, Arturo, Tres Relatos de Sabor Antiguo., Instituto Cultural de Aguascalientes, México, 1991, pág. 152
12 Gómez Serrano, Jesús, “El desarrollo industrial...”, Op. Cit., pp. 23-24
13 Para ampliar los datos sobre las empresas e industrias que instalaron extranjeros en este periodo puede consultarse: Gómez Serrano, Jesús, “Los extranjeros como agentes y beneficiarios del progreso en Aguascalientes. 1894-1910, en: Eslabones, Revista Semestral de Estudios Regionales, No. 10, diciembre 1995, pp. 56-69
14 Idem., pp. 63-68
15 Pani, Arturo, op. cit., pág. 175-184
16 Idem., pág. 151-154
17 Gómez Serrano, "Aguascalientes de villa colonial..., op. cit., pág. 254
18 Mesones y Hoteles de Aguascalientes, en: Mascarón, Órgano de divulgación del Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes, Año V, Núm. 59, enero de 1999; García López, José Luis, Perfiles Arquitectónicos...
19 Idem., pp.244-247
20 Gómez, “Aguascalientes de villa colonial...”, Op. Cit., pp.247-252
21 Gómez, Aguascalientes en la Historia, Tomo III, Vol. I, Op. Cit., p. 92
22 Martínez López, Heliodoro, El Aguascalientes que yo conocí, Daniel Méndez Acuña, México, 1977, pp. 7-8
23 González Esparza, Víctor Manuel, Jalones Modernizadores: Aguascalientes en el siglo XX, ICA, 1992, pp. 37-50
24 Idem., pág. 13
25 Salmerón Castro, Fernando I., Intermediarios del progreso. Política y crecimiento económico en Aguascalientes, CIESAS, México, 1996, pp. 108-109
26 Bassols Ricardez, Mario, Política urbana en Aguascalientes. Actores sociales y territorio (1968-1995), ICA/UAM-I, México, 1997, pp. 84
27 Salmerón, Op. Cit., pág. 93
28 Idem., pp. 83-85
29 Ibidem.
30 Idem., pág. 172
31 Bassols, Op. Cit., p. 185
32 Citado en: Idem., pág. 193
33 Salmerón, Op. Cit., p. 171
34 Idem.., pp. 139-140
35 La inversión extranjera en Aguascalientes. 1980-1998, CEDECE, Gobierno del Estado de Aguascalientes
36 Salmerón, Op. Cit., p. 135
37 Bassols, Op. Cit., pp. 156 y ss.
38 Salmerón, Op. Cit., p. 155
39 Bassols, Op. Cit., pp. 157-158
40 Marco Alejandro Sifuentes, “Los desatinos de la obra pública”, en: Crisol, Año III, No. 17, Abril 1992, pp. 7-9


Anexos

Extensión del área urbanizada de la ciudad de Aguascalientes
Año/Extensión (hectáreas)

1750 18.2
1850 111.1
1940 450.1
1955 865.4
1970 1,489.60
1976 2,408.30
1980 3,315.70
1986 4,361
1990 6,610


Evolución demográfica de la ciudad de Aguascalientes**
(Año/Número de habitantes)

1648 760
1770 8,092
1806 18,500
1813 13,580
1837 19,600
1861 22,543
1873 20,327
1900 35,052
1910 45,198
1921 48,041
1930 82,184
1940 104,268
1950 118,434
1960 154,211
1970 224,535
1980 359,454
1990 479,659
1995 582,827

5 comentarios:

Unknown dijo...

Hola.
Sobre la imagen que usted ha publicado de la serie de posters Paris Universal Art and Science Exposition. Tengo un grabado policromado original de la inauguración exactamente igual al de la imagen y me gustaría tener conocimiento de su valor.
Seria tan amable de informarme donde puedo consultar esa información.
Muchas gracias!
Puede contestarme a la dirección email: gabrielharofullana@gmail.com

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Como puede hablar quien elaboro este blog de que no se permite copiar la información cuando el lo que hizo fue transcribir lo que hizo Gomez Serrano, a quien por cierto lo ve como una deidad. A eso le llamo ser wwy